sábado, 19 de marzo de 2016

Hipertensión arterial: Implicaciones en el seguro de vida y gastos médicos



La presión arterial es el impacto resultante sobre la pared de las arterias de la sangre al fluir por las mismas. Los dos factores que determinan dicha presión son el volumen de sangre que fluye por las arterias en la unidad de tiempo (flujo) y el diámetro de éstas. Las arterias tienen en su pared fibras musculares dispuestas en forma circular de tal suerte que al contraerse o relajarse disminuyen o aumentan el diámetro de dicha arteria y con ellos modifican la presión arterial. La contracción o relajación de las fibras musculares se regula mediante fibras nerviosas del llamado sistema vegetativo (parte del sistema nervioso que controla las funciones no voluntarias como es la presión arterial, la frecuencia con  que ocurren los latidos del corazón, movimientos intestinales, etc.) y ciertos elementos químicos que se producen en diferentes sitios, teniendo entre ellos un papel importante el riñón.

La presión arterial que se considera normal en un adulto sano es en promedio de 120/80, 120 corresponde a la presión sistólica, es decir, la presión que se genera en el momento en el que un latido cardiaco expulso sangre hacia las arterias, y el 80 corresponde a la llamada presión diastólica y que corresponde al descenso que se registra entre dos latidos. Se considera hipertensión arterial si la presión sistólica es de 140 milímetros de mercurio (mm Hg) o más o si la diastólica es de 90 mm Hg o más. Sin embargo es importante considerar que los valores de presión arterial se modifican en muchas circunstancias, teniendo entre los más comunes la actividad física y el estrés. El solo caminar unos pasos puede elevar la presión en varios mm Hg por lo que la toma debe hacerse con la persona sentada y después de al menos 3-5 minutos de reposo. Como referencia mencionamos que una persona con presión de 120/80 en reposo,  puede elevarse a 160/80 o más al correr una cuadra o subir escaleras de prisa 2-3 pisos. También el estrés puede hacer que aumente la presión de 120/80 a 140/95 o más. Otro factor a considerar es que la presión arterial es mayor en las mañanas, más o menos entre las 6 de la mañana y las 12 del día, descendiendo unos 10-20 mm Hg entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana.

Es muy común atribuir a alzas de la presión arterial síntomas como cefalea lo  cual es una percepción equívoca. La principal causa de cefalea es el estrés y el estrés hace que suba la presión y al controlarlo, se normaliza la presión. La gran mayoría de individuos con hipertensión arterial no llegan a presentar síntomas atribuibles a su enfermedad, de hecho se le ha llegado a llamar "el asesino silencioso", de ahí que la ausencia de síntomas no debe nunca interpretarse como que la enfermedad está bien controlada.

La aterosclerosis es una enfermedad de la pared de las arterias en donde de una manear lenta y progresiva se van depositando moléculas de colesterol, formando lo que llamamos placa de ateroma, y con el paso de los años el diámetro interior de la arteria, puede reducirse de una manera crítica y empezar a causar problemas, principalmente a nivel de corazón y cerebro. Cuando la arteria se ocluye por completo se producen infartos del corazón o cerebrales. La aterosclerosis es un proceso normal de envejecimiento de las arterias que se inicia a edad muy temprana y que puede llegar a causar alguno de los problemas mencionados, más frecuentemente en la tercera edad de la vida, aunque puede observarse en personas de más de 40 años de edad y en ocasiones aún en menores de 40. La hipertensión arterial, cuando no se controla adecuadamente, puede hacer que la aterosclerosis se desarrolle más aceleradamente y llegue a causar infartos a edades menores que en los no hipertensos o que en los hipertensos bien controlados, siendo el riesgo mayor si además fuman, tienen colesterol elevado o son diabéticos.

El diagnóstico de hipertensión arterial con frecuencia se hace en forma equivocada y la causa de la equivocación más frecuente es cuan do se le toma la presión arterial a una persona que está viviendo una etapa de estrés laboral, familiar o por cualquier otra causa. En general, salvo que se detecten cifras de presión arterial arriba de 160/100 o quizá mayores o que se perciban complicaciones de la hipertensión arterial, se presente alguna complicación de ésta o alguna emergencia cardiovascular es aconsejable iniciar, ates que con medicamentos, un tratamiento consistente en bajar de peso, si existe sobrepeso, suspender tabaco, reducir consumo de sal, hacer ejercicio y solo si no se logro una reducción adecuada de la presión arterial iniciar entonces tratamiento con medicamentos. Existen múltiples medicamentos para el tratamiento de la hipertensión arterial cuyos nombres no mencionaremos ya que no es esa la intención de este artículo, basta mencionar que además de medicamentos es importante llevar una dieta que evite el sobrepeso, no abusar en el consumo de sal, suspender el uso de tabaco y moderar el de alcohol, si fuera el caso. Si se está bajo tratamiento con medicamentos es importante saber que el hecho de llegar a una presión arterial normal no debe ser causa para suspender medicamentos, salvo por prescripción médica, ya que al suspenderlos en muchas ocasiones ocurre que la presión arterial se vuelve a descontrolar. El buen control de la presión arterial en pacientes hipertensos es particularmente importante en personas que tengan además problemas de colesterol y/o diabetes.

Si al momento de diagnosticar la hipertensión no hay aún complicaciones y se mantiene un buen control de éstaq por el resto de vida, el pronóstico, incluyendo el riesgo de sufrir infartos ya sea cerebrales o en corazón, es similar a la de personas sanas de la misma edad. Para fines de seguros de vida, estos casos de buen control, si además no son fumadores ni tienen problemas de colesterol o si lo tienen, están bien controlados, pueden ser aceptados en vida como riesgos normales. Los casos menos favorables podrían recibir una extraprima o incluso negarles el seguro. En gastos médicos podrían ser aceptados con exclusiones de hipertensión y complicaciones de la misma. Antes de aceptarlos, lo habitual, tanto para seguros de vida o de gastos médicos, es que se les solicite exámenes médicos para tener una buena valoración del riesgo.





viernes, 4 de marzo de 2016

Diabetes mellitus: Implicaciones en el seguro de vida y gastos médicos



La diabetes mellitus es una enfermedad en la que el problema primario es una alteración en el metabolismo de glucosa, además de otras alteraciones metabólicas, principalmente a nivel de las grasas, de las que derivan una serie de complicaciones que afectan primeramente al sistema vascular y finalmente a diferentes órganos, en especial ojos, riñón y nervios periféricos.

La ateroesclerosis, que consiste en el depósito de colesterol en la pared de las arterias, reduce su luz, reducción que cuando es severa compromete el abasto de sangre a los órganos cuyas arterias están afectadas, siendo los más frecuentemente afectados cerebro y corazón. Dichas complicaciones se traducen clínicamente en diferentes afecciones, destacando los infartos cerebrales y los de corazón. También se llegan a afectar con cierta frecuencia las arterias de las extremidades inferiores pidiendo llegar, en casos extremos, a requerir amputaciones de parte de ellas.

El problema básico en la diabetes es una producción deficiente de insulina en el páncreas o una resistencia a la insulina en la cual ésta se produce normalmente o incluso en mayores cantidades a la normal, pero la respuesta de las células del organismo está limitada provocando que los niveles de glucosa aumenten en la sangre y haya deficiencia de ella a nivel intracelular. En el primer caso, producción de insulina insuficiente, tenemos la diabetes tipo 1, antes llamada juvenil. En el segundo caso, en que hay resistencia a la insulina, tenemos a la diabetes tipo 2, antes llamada del adulto, y a la diabetes gestacional. Puede ocurrir diabetes secundaria a otras enfermedades endócrinas pero dada su baja frecuencia no nos ocuparemos de ellas. Es importante mencionar que al menos el 90% de los casos de diabetes corresponden a la diabetes tipo 2 (del adulto).

La diabetes tipo 1 puede desarrollarse desde los primeros años de edad y el inicio de la enfermedad suele ser súbito y con manifestaciones clínicas más o menos graves: un número importante de ellos tienen como primera manifestación de la enfermedad una cetoacidosis diabética, que tiene como manifestaciones clínicas, entre otras, alteraciones del estado de conciencia y deshidratación severa.

En la diabetes tipo 2 no podemos precisar el momento en que se inicia ya que las alteraciones metabólicas iniciales no se llegan a diagnosticar con los métodos de laboratorio habituales, además de que no producen ningún síntoma. Tras varios años de tener, intermitentemente, valores un poco anormales de glucosa en ayuno (se le llama ‘glucosa alterada en ayuno’), después la glucosa se eleva tras las comidas a valores por arriba de lo que sucede en una persona normal y tarda más tiempo en regresar a valores de ayuno (esta etapa se conoce como ‘intolerancia a la glucosa’) y finalmente empieza a haber valores en ayuno consistentemente elevados, pero incluso entonces, la mayoría de pacientes no tienen síntomas. Se estima que transcurren unos siete años desde que empiezan a ocurrir las alteraciones en el metabolismo de la glucosa y se establece el diagnóstico. Esto es muy importante tenerlo en cuenta, ya que sin una persona que solicita un seguro, sea de vida o GMM, y se encuentran esos valores anormales de glucosa, aunque no se haya diagnosticado como diabético, su riesgo de serlo en los próximos años es alto por lo que ese estado influye en la forma como sea emitida la póliza.

La diabetes es un problema grave de salud pública en México, que es uno de los países con mayor prevalencia de diabéticos (número de enfermos por cada 100,000 habitantes) en el mundo.  Cerca del 90%, tienen diabetes tipo 2.

Los factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2 son: 1) a edad 35 cerca del 2-3% de la población es diabética, asciende a 7% a los 40 años y7 a 25% a los 60, 2) 55-60% de los diabéticos son mujeres, 3) obesidad: entre mayor sea la obesidad y más temprana la edad a que se inicie, mayor riesgo, 4) antecedentes familiares: se considera importante el antecedente en familiares en primer grado (padres, hermanos), también es importante la edad a que el familiar haya iniciado la enfermedad, a menor edad de inicio, mayor riesgo para el descendiente; se considera que el riesgo aumenta si el familiar inició la diabetes antes de edad 60. Si en una persona coexisten varios factores, mayor es el riesgo de que sufra diabetes. Por ejemplo, sujeto de 35 años de edad, obeso, padres diabéticos en quienes se diagnosticó la enfermedad antes de edad 45, la probabilidad de que desarrolle diabetes en los próximos años es muy elevada, pero si controla su peso el riesgo disminuye sustancialmente o al menos retrasa la edad en que desarrolle la enfermedad. El antecedente de padres diabéticos que hayan iniciado la enfermedad tardíamente, después de los 60 años de edad, no afecta significativamente el riesgo en su descendencia.

El pronóstico de la diabetes tipo 2 está en función de varios factores, los más importantes: 1) edad de inicio, a menor edad mayor riesgo, si inicia después de edad 60  no afecta mucho el riesgo, 2) control de la diabetes, un buen control mejora el pronóstico, 3) control de peso, si disminuye la obesidad o, de preferencia, la controla del todo, mejora el pronóstico, 3) es mayor riesgo si uno de los padres, y más aún fueron los dos, fallecen antes de edad 65 por complicaciones de la diabetes, 4) tabaquismo: el uso de tabaco en el diabético es particularmente ominoso para la salud, 5) enfermedades concomitantes, en especial hipertensión arterial y colesterol elevado, estos factores deben controlarse con mayor esmero que en los no diabéticos.



Complicaciones: las complicaciones de la diabetes son principalmente 1) la retinopatía diabética, una afección ocular que afecta la agudeza visual y que puede llegar a causar pérdida de la visión, 2) nefropatía diabética, un daño en la función renal que puede progresar hasta la insuficiencia renal, 3) neuropatía diabética, afección de nervios periféricos que se manifiesta principalmente por alteraciones de la sensibilidad y pérdida de fuerza muscular en extremidades inferiores y que puede llegar a causar a nivel visceral estreñimiento y/o diarrea crónico (a veces se alternan diarrea y estreñimiento) y retención urinaria, 4) afecciones vasculares: los diabéticos tienen de 2 a 4 veces mayor riesgo de sufrir infarto del corazón, el doble de riesgo de sufrir problemas vasculares cerebrales y un riesgo significativamente mayor de  afecciones vasculares en las extremidades inferiores que los no diabéticos. Las complicaciones son más frecuentes en los que inician la enfermedad antes de los 40-45 años, los mal controlados, los que no reducen su obesidad, los fumadores, los hipertensos y los que tienen problemas de colesterol. Los pacientes en quienes se diagnostique diabetes después de los 50-55 años y que controlen todos los factores de riesgo mencionados, es muy probable que nunca lleguen a manifestar complicaciones y en quienes el diagnóstico se haga después de los 60-65 años de edad y se eliminen los factores de riesgo, la probabilidad de que su esperanza de vida sea igual que la población promedio, es muy alta.
Los pacientes con diabetes tipo 1, dado que la enfermedad se diagnostica desde el inicio o casi, además de que en muchos casos son más cuidadosos de su salud que el diabético tipo 2, pueden llegar a tener 30 años o más libres de complicaciones significativas.

Diabetes gestacional: suele afectar a mujeres de más de 30 años de edad y, cuando se presenta, ocurre generalmente en el tercer trimestre del embarazo, habitualmente sin manifestaciones clínicas y con frecuencia es detectada por medio de una prueba de tolerancia a la glucosa. Lo habitual es que no de complicaciones, con frecuencia se maneje solo con dieta y después del parto suele normalizarse las alteraciones de la glucosa. El problema radica en que con frecuencia estas mujeres desarrollan diabetes tipo 2 en los años subsecuentes.

Diagnóstico de las diabetes:

Para fines de seguros de vida o GMM, nunca se descubrirá diabetes tipo 1 ni tampoco diabetes gestacional.

La diabetes tipo 2 ya comentamos que en los primeros años no es muy fácil diagnosticarla. Los criterios actuales más aceptados como diagnóstico de diabetes son: 1) glucosa en ayuno de 126 mgs o más en al menos dos ocasiones, 2) glucosa en ayuno de 126 o más en una sola ocasión acompañado de síntomas de diabetes, 3) glucosa de 140 mgs o más dos horas posteriores a la ingesta de glucosa, 4) glucosa en sangre de 200 mgs o más post ingesta de alimentos.

Se considera que aquellos con glucosa en ayuno de 110 mgs o más, sin llegar a 126, tienen un riesgo mayor de desarrollar diabetes si no es que son diabéticos ya, especialmente si son obesos y/o tienen antecedentes familiares importantes de diabetes. Desde el punto de vista del seguro de vida o GMM no se consideran riesgos normales.

La prueba de tolerancia a la glucosa (PTG) no se utiliza ya con frecuencia en medicina clínica ya que cuando un paciente reúne las características mencionadas en el párrafo anterior se le debe tratar con medidas dietéticas como si fuera diabético. Para fines del seguro de vida o GMM puede considerarse aún útil para definir casos dudosos, por ejemplo, a una persona de 40 años sin obesidad franca ni antecedentes familiares de diabetes pero que se le encontró una glucosa en ayuno de 115-120 mgs.
La prueba debe hacerse estando el sujeto en ayuno, se le toma una muestra de sangre y luego se le da a tomar 75 grs, de glucosa disueltos en agua y se hacen nuevas tomas de sangre a los 30, 60, 90 y 120 minutos de haber ingerido la glucosa. Se considera anormal si a las 2 horas los niveles de glucosa son de 140 o más mgs/dl.

La hemoglobina glucosilada (HbA1c) es una prueba cuya mayor utilidad es para valorar el nivel de control de la enfermedad en personas ya conocidas diabéticas. Su utilidad para diagnosticar diabetes solo es aceptada en condiciones muy especiales por lo que en términos generales no es muy buen elemento para diagnosticar diabetes.

Asegurabilidad:

Los diabéticos tipo 1 pudieran ser asegurables en vida si la enfermedad la iniciaron después de los 12-15 años de edad y han mantenido un control excelente de la enfermedad. Los demás tipos de diabetes también son asegurables en vida si hay un buen control y ausencia de factores desfavorables o buen control de ellos (sobrepeso, tabaquismo, hipertensión, alteraciones de colesterol). No se les otorgan beneficios adicionales. Prácticamente todos los diabéticos deben llevar extraprima en pólizas de vida y exclusiones, si no es que rechazo, en gastos médicos. La extraprima es tanto más alta cuanto más temprano en la vida les haya sido diagnosticada la enfermedad y es mayor aún si son obesos, hipertensos o tienen problemas de colesterol. Si además son fumadores, son malos candidatos para ser asegurables.

Podríamos pensar en términos generales, que quizá cerca de un 80% de diabéticos bien controlados son susceptibles de ser protegidos por un seguro de vida.

Información necesaria:

Edad de diagnóstico, evolución, complicaciones, tratamiento, estado actual, frecuencia con que visita al médico y se hace exámenes de laboratorio, resultados de los más recientes. Además, si en base a lo anterior se considera que pueden ser asegurables, siempre será necesario contar con un examen médico y resultados de laboratorio por parte de la compañía de seguros.




Dr. Roberto García Gómez


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